Querida Familia:
Tengo el placer de dirigirme a la colectividad italiana en Argentina para enviarles un fraterno abrazo de hermandad, en un momento crucial para nuestro destino, pues se decide quienes serán los que nos representarán eficientemente en el Parlamento italiano.
Soy Marisa Costantino , una mujer que dedicó gran parte de su vida a la lucha y al trabajo para lograr la paridad femenina tan renuente de oportunidades y solucionar los problemas de los italianos en el país.
Una mujer que desde su condición de madre desea asegurar el futuro de sus hijos y el de todos los jóvenes, luchando para proporcionales los beneficios que le corresponden y los derechos insoslayables de ciudadanía que aseguren su porvenir en un mundo cada vez más complejo.
Creo, que sólo dando paso a la juventud, llegaremos al destino de grandeza que nuestra comunidad reclama. Pero para poder lograrlo necesito que me acompañen, pues acompañándome extenderán sus manos a los jóvenes que representan el futuro.
Está junto a mí en este proyecto un hombre de trabajo y acción; un hombre como todos nosotros, que ha triunfado en su vida personal pero que quiere realizar un sueño: llegar al Parlamento italiano, para defender desde allí, la igualdad de oportunidades entre los italianos que tuvieron la dicha de quedarse en su país y los que debieron abandonarlo con el dolor y el sacrificio que esto conlleva. Este hombre se llama Eugenio Sangregorio y necesita ganar para cumplir este sueño.
Para ganar, he de ser leal,
para ganar, he de continuar,
para ganar, ¿de qué sirve ganar?,
Si no ganan conmigo
los que vienen detrás.
(Roque Narvaja – Leon Gieco)